miércoles, 8 de junio de 2016

LA FILOSOFIA

                                                          AL PENSAMIENTO FILOSÓFICO


1. La Ley

Para empezar a hablar de las Leyes sobre las cuales se van a reflexionar, es menester definir de qué leyes se está hablando. Aquí vamos a reflexionar sobre las leyes en el sentido científico de la palabra. La ciencia continuamente establece leyes, y por medio de éstas, ha formado la técnica; pero realmente, la ciencia no conoce qué son las leyes. Se puede ver que el mundo posee muchas cosas* , pero todas estas cosas poseen unas cualidades comunes como: estar en un espacio (lugar), estar en un tiempo determinado, tener un origen y un final, estar sometidas al cambio, ser única e individual, tener una naturaleza determinada y poder dejar de existir.
Pero la ley no tiene ninguna de estas cualidades de las cosas, por el contrario, la ley debe cumplir lo siguiente: debe ser cierta en todas partes, no tener un origen ni tener fin (es atemporal), estar sometida a un cambio, ser general.
Ahora bien, el mundo en que habita el hombre, es un mundo distinto de la ley, pues es variable, está limitado por lo temporal y lo espacial, es perecedero, etc., pero este mundo está regulado por ellas. Ante la certeza de que existen las leyes, surge el problema filosófico. Surgen pues, varias respuestas sobre lo que es la ley. Unos afirman que las leyes son unos entes de razón, que existen en la conciencia del hombre. Tal es el pensamiento de David Hume, que según él, el hombre se crea la necesidad de las leyes porque constantemente las está utilizando.
Ahora, ¿por qué las leyes van a tener tanto valor si solamente son entes de razón? Ante esta afirmación, el autor dice que nuestro pensamiento crea el mundo mismo, y por ende, el hombre le impone sus propias leyes. También, estas leyes rigen al alma del hombre, el espíritu, que es algo distinto de la naturaleza, sin dejar de ser parte del mundo. Por lo tanto, este espíritu es temporal, espacial, mudable, contingente e individual. Y, si las leyes están en el espíritu, todavía queda la tarea de explicarlas; porque efectivamente, no son porción del espíritu, existen por fuera del espíritu. Entonces, se encuentra un obstáculo: si las leyes solamente pertenecen al espíritu ¿por qué influyen tanto en el mundo exterior? Por eso, es mejor tomar otro camino. Ahora se afirma que las leyes son algo que no dependen del espíritu, son independientes al hombre, y por ende, solamente puede conocerlas o no. Es así como podemos decir que, junto a lo real, hay algo que va más allá de ello, y son propiamente las leyes.
Existen pues, dos especies del ser: lo real y lo ideal. La ley posee a su vez dos interpretaciones: la positivista y la ideal. También hay que decir que los que reconocen el ente ideal, se dividen en distintas escuelas según la manera de concebirlo: en la primera, propuesto por Platón, lo ideal existe independientemente de lo real. En la segunda, lo ideal existe, pero no separado de lo real. Según esta escuela, las leyes solo se dan en el espíritu, pero estas están fundamentadas en las cosas, por eso, tienen el carácter de regir el mundo. Aquí encontramos a Aristóteles como exponente. En la tercera escuela, encontramos a Immanuel Kant, que no se niega que las leyes sean ideales, pero opina que lo ideal sólo se da en el pensamiento, y estas leyes ayudan a regir el mundo porque las cosas tienen una estructura originada por una especie de proyección de las leyes del pensamiento. En conclusión, las leyes son un problema eterno de la filosofía.











2. La Filosofía
Según Bochénski, todos los hombres son filósofos. Pero, para poder afirmar ésto, es necesario definir qué es la filosofía. Para este problema, se encuentran varias definiciones: la filosofía es un concepto para tratar todo aquello que no puede ser tratado científicamente. Aristóteles, afirma por el contario, que filosofía y ciencia significan lo mismo. En cuanto al quehacer filosófico, hoy la filosofía se plantea muchos más problemas que los tratados en los orígenes de ella. Aunque, hoy notamos un desprendimiento de las diversas disciplinas que en un inicio trabajó la filosofía, ésta no se debilita ni intenta morir, sino que se vigoriza y se enriquece más, pues puede trabajar los problemas con más profundidad. La filosofía no desaparecerá jamás, aun cuando de ella se desprendan muchas ciencias. Por eso, algunos opinan que la filosofía no es una ciencia. El objeto de la filosofía es lo supra racional, lo incomprensible, lo que se halla por encima de la razón.
Los pensadores de la filosofía poética afirman que si algo no puede comprenderse con la razón, entonces, no pueden comprenderse absolutamente. El hombre solo posee dos medios para conocer las cosas: entrando en contacto con el objeto por medio de los sentidos o de la inteligencia, o deduciéndolo.
El gran interés de los filósofos ?en todas las épocas-, es explicar la realidad, que solo se logra interpretando racionalmente el objeto dado. Por eso, el filósofo es un hombre que piensa racionalmente y tratar de llevar a la verdad. La filosofía se presenta como una ciencia, una teoría, una actividad racional, que se vale de muchos medios (como la poesía y la prosa) para comunicar un pensamiento. Pero, la filosofía siempre ha sido una ciencia seria, una teoría. Pero, ¿cuál es terreno propio de la filosofía como ciencia?
Encontramos varias respuestas: la teoría del conocimiento (la posibilidad del conocimiento, los límites del conocimiento?) propuesta por Kant; los valores (lo que debe ser) propuesta por la escuela Suralemana; el hombre (qué es el hombre, el hombre como objeto propio de la filosofía antropológica) propuesta por los existencialistas; el lenguaje (estudio del lenguaje de las otras ciencias) propuesta por Wittgenstein. Cada uno defiende convincentemente sus opiniones, pero para Bochénski, no es bueno reducir la filosofía en una sola temática, en un solo terreno, la filosofía trata los mismos objetos que se ocupan las otras ciencias. Pero la filosofía se distancia de las demás ciencias por su método y su punto de vista.





3. El Conocimiento

Gorgias de Leontino (filósofo de la antigüedad) aporta tres tesis: 1° Nada existe. 2° Si existe algo, no lo podemos conocer. 3° Supuesto que existiera algo y lo pudiéramos conocer, no lo podríamos comunicar a los otros. Indirectamente, estas tesis de Gorgias invitan al hombre a reflexionar. Aunque, para quien aceptara estas tesis Gorgianas, desaparecería para él toda seriedad de vida, todo sería pura ilusión y engaño. Después de Gorgias, dos mil años después, aparece un nuevo pensador sobre la forma del conocimiento: René Descartes. Según Descartes, los sentidos engañan con mucha frecuencia al hombre. Entonces, parece ser que todo lo que lo rodea puede ser una ilusión o un sueño.
Algunos afirman que los sentidos pueden engañarlo, más la razón, nunca lo hará. Pero se encuentra con la realidad de que, incluso sus cálculos, pueden salir erróneos. Por lo tanto, la razón podría engañarlo lo mismo que los sentidos. ¿Puede haber algo, entonces, que yo no pueda poner en duda? Esta pregunta la planteó Descartes, y él afirmó lo siguiente: "Si me engaño, tengo también que existir, pues para pensar tengo que existir", "cogito, ergo sum". Por medio de esta duda, puede también, demostrar que las cosas existen. Aunque, Bochénski y otros filósofos critican a Descartes diciendo que él se confundió en dos cosas distintas: el contenido del pensamiento y el pensante mismo. Para que pueda haber conocimiento, debe haber un objeto por conocer, y un sujeto que conoce.
El hombre supone que existen cosas, y que las puede conocer, pero esto se pone en duda, como lo harían los escépticos (Gorgias, por ejemplo). Pero hay tres soluciones a este tipo de filósofos: En primer lugar, hay que ver si el escéptico no se contradice, si se contradice, no diría nada inteligible, y por ende, no diría nada en absoluto. En segundo lugar, se les pediría que verifiquen sus hipótesis. Y en tercer lugar, se puede ver si estas tres cosas que Gorgias niega son evidentes.
Ahora bien, se puede afirmar que si algo se puede conocer, es porque existe. Bochénski supone que hay realmente cosas y que podemos de algún modo conocerlas. Entonces, habría una diferencia entre la realidad y la apariencia, porque mientras que la realidad es ordenada, la apariencia no está regida por orden alguno. Para el escéptico, todo es apariencia, aunque ésta se presente en orden. Pero, es más sencillo admitir que todo es realidad. En efecto, Bochénski plantea tres antítesis respecto al pensamiento de Gorgias: conocemos con certeza que existe algo, podemos con certeza conocer algo de lo que existe, y que podemos comunicar a los otros lo que conocemos.
Con base a esta certeza de que existen las cosas, no se tiene la certeza de que exista una realidad por fuera de la conciencia. Aquí también hay una distinción entre realidad y apariencia. Es más, hay con toda certeza muchas más cosas de las que se conocen, y se conocen más de lo que se puede comunicar.
Hay también algunos pensadores, que en oposición a lo anteriormente dicho afirman que, lo único cierto que existe es la propia existencia, opinión no compartida por Bochénski, pues según él, primero es necesario aprehender algo del mundo, para luego comprender la existencia. También, Juan Duns Scotus piensa que la existencia del mundo y de sus cosas, no pueden alcanzarse por mero conocimiento, sino que es indispensable las experiencias emocionales.
También se debe tener en cuenta que, la mayor parte del conocimiento es sólo probabilidad. La posición adecuada no es la del escéptico que afirma que nada existe y que nada puede conocer, ni tampoco la del que cree que lo sabe todo completamente y que todo lo puede comunicar.




4. La Verdad
¿Qué es la verdad? Pues bien, se define que algo es verdadero cuando se da en la realidad, cuando sucede o se cumple. Este cumplimiento puede verificarse en una doble dirección: en primer lugar, en el sentido de que la verificación corresponde a si una cosa corresponde a una idea; ésta es llamada "verdad ontológica". El segundo sentido corresponde a que una idea, juicio o proposición es verdadero si corresponde a la cosa; ésta es llamada como "verdad lógica". Aunque se debe tener en cuenta que, si se dice que una proposición es verdadera, es porque debe ser verdadera absolutamente para todos los hombres y para todos los tiempos.
Ante esta característica, hoy se ha llegado a pensar que la verdad puede ser relativa. Pero, para establecer si una proposición es falsa o verdadera, primero se debe formular plenamente la frase en cuestión y decir claramente lo que se quiere decir, para ver si es posible hablar de relativismo en la proposición dada. La verdad es pues, absolutamente verdadera para todos los hombres y todos los tiempos. La dificultad en esta cuestión de defender unas supuestas verdades relativista, es que se formulan insuficientemente las proposiciones. En este caso, es necesario aclarar en qué sistema o pensamiento se está verificando la proposición. Entonces, se encuentra un problema: hay que definir cuál sistema es el verdadero.
La respuesta es que el sistema o proposición es verdadera, en la medida en que nos son útiles. En este momento, y con esta afirmación, se caería en un pragmatismo de la verdad, propuesto por William James. Ante este pragmatismo de la verdad, cabe anotar lo siguiente: en primer lugar, en este caso no sabemos si la proposición es verdadera o falsa. En segundo lugar, éstas, aun tratándose de la utilidad, no podemos menos que conocer siquiera algunas de las proposiciones verdaderas. Todos aceptan (aun el pragmático) que existen algunas proposiciones verdaderas.
Cambiando de dirección, ahora nos preguntamos por lo siguiente: ¿qué es ese algo con el que ha de coincidir la proposición para ser verdadera? Según esta pregunta, lo importante no es que coincida nuestra proposición con la cosa exterior, pues esta situación no existe. Para comprender esto, surge un pensamiento denominado "Idealismo Epistemológico", que afirma la existencia de las cosas y su calidad de verdaderas, pero éstas sólo existen dentro de nosotros mismos. Afirmación similar a la propuesta por los idealistas, quienes dicen que todo lo que conocemos es un producto del pensamiento, y algunos de estos objetos son producidos según leyes. Es decir, lo que nos rodea es real, en la medida en que los pensemos conforme a las leyes. Ante éste pensamiento, surgen dos interpretaciones de la realidad: una idealista y otra realista. Según el idealismo, el conocimiento es el que crea los objetos. También, lo conocido ha de estar en el conocimiento, y no fuera del mismo. El realismo, por su parte, afirma que el objeto está ahí en la realidad, y que el hombre simplemente, cuando conoce, aprehende al objeto. Además, afirman éste, que el hombre no percibe las cosas en sí mismas, sino su acción sobre el hombre. Pero Bochénski, se inclina más bien por la corriente del realismo, pues él dice que hay que entender el conocimiento humano como un aprehender un objeto.






5. El Pensamiento
Gracias al pensamiento, el hombre ha llegado a poderosas conquistas de la ciencia. Pero, ¿qué es el pensar? Se le llama pensamiento a todo movimiento de ideas, imaginaciones, conceptos y demás. Pero vale la pena aclarar, que el pensamiento científico es un pensamiento serio, disciplinado, que organiza rigurosamente las ideas en torno a un fin, donde el fin es el saber. El objeto que se quiere conocer está presente, ha sido dado. En este caso, simplemente es necesario abrir los ojos para observarlo. Es necesario además, interrogarse en torno al objeto dado. El objeto que es dado, nunca es del todo simple, está compuesto por caras, aspectos, propiedades?, y para conocer bien el objeto, es necesario mirarlo desde muchos puntos de vista. Aristóteles fue un gran maestro que empleó esta forma de pensar. Edmund Husserl aclaró y describió notablemente este procedimiento, que le dio el nombre de fenomenología, que consiste en un procedimiento que trata de comprender la naturaleza de un objeto dado por un análisis.
En las ciencias naturales, la cosa es distinta. El interés está centrado en comprender el objeto no dado, el objeto ausente. A esto se le llama conclusión. Entonces, existen dos posibilidades del pensamiento: si el objeto es dado, hay que verlo y describirlo, pero si el objeto no es dado, hay que deducir o concluir sobre él.
La conclusión o deducción presenta diversos problemas: El primero consiste en cómo es absolutamente posible conocer un objeto por la conclusión. Bochénski asegura solo una cosa: que por la deducción se puede saber algo. La conclusión se realiza porque ciertos juicios o proposiciones son admitidos y porque existe una regla lógica para sacra una conclusión. Ésta regla es llamada por los lógicos "modus ponendo ponens" , y que enuncia así: "si se tiene una frase condicional, una frase que comienza por <<sí>>, también su premisa, puede sacarse su conclusión". Estas reglas son estudiadas por la lógica formal. Ahora bien, existen dos clases de reglas: las reglas infalibles, donde el resultado es del todo cierto, y las reglas que no son infalibles.
Las ciencias de la naturaleza proceden con reglas no infalibles, es decir, las teorías científico-naturales son probables. La mayor parte de las leyes de la física son probables, pero estas leyes sobre la probabilidad son a su vez probables, evidentemente, en otro sentido. Por eso, el hombre puede tomar una actitud frente a la ciencia, fundada en estos principios: Primero, la ciencia es sumamente útil. Segundo, la ciencia ofrece sólo enunciados probables. Tercero, cuando el hombre tropieza con una autoridad humana, ha de decidirse por la ciencia contra la autoridad humana. Cuarto, la ciencia no es infalible, se pueden sacar evidencias contra las teorías científicas. Quinto, la ciencia sólo es competente en su propio terreno. Basado en lo anterior, Bochénski afirma que los filósofos le ayudan a la sociedad a estar precavida ante una ilusión o un falso pensamiento










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